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Tambores chinos: una tradición milenaria en Juan XXIII

Conoce un poco más acerca del programa artístico de tambores chinos en nuestro colegio

Desde hace ocho años, los tambores chinos forman parte de las prácticas interculturales de nuestro colegio. Y este año, una vez más, deslumbran a los estudiantes que se animan a sumergirse en su vibrante sonido, historia y relevancia, gracias a los programas artísticos del Summer Skills. Conoce un poco más acerca de este milenario instrumento de madera y su impacto en quienes lo practican.

Relevancia histórica

En el escenario del auditorio de Juan XXIII, guiando con paciencia y dedicación, se ubica el docente de música Alexander Nole. Frente a él, un grupo de alumnos de entre 9 y 16 años se alinea firme con la respiración pausada y la mirada al horizonte, esperando la señal. Cuando el docente marca los pasos, empieza el juego rítmico de golpear los tambores de madera y componer las imponentes secuencias que retumban hasta el pasillo. Así iniciaron las clases de Tambores Chinos durante la temporada de vacaciones en nuestro Summer Skills. 

Durante los primeros días del taller, Alex le narra a los estudiantes la historia de este milenario instrumento para que conozcan su relevancia histórica y cultural. «Los tambores chinos se utilizaban para comunicarse durante la guerra. Les pongo el ejemplo, cuando tenía que almorzar todo el ejército chino de diez mil soldados, si se pasaban la voz uno a uno se demoraba una eternidad, entonces, cientos de tambores hacían un sonido específico y les indicaba a los soldados que tenían que almorzar o prepararse para la guerra. Cada sonido tenía una función específica», mencionó Alex.

Los tambores, detalla el docente, eran también parte de las celebraciones del Imperio Chino, existiendo así diferentes sonidos y secuencias para determinadas actividades: para la guerra, en las ceremonias y en las fiestas tradicionales de hace más de tres mil años. «También les explico lo básico de un instrumento de percusión que necesita golpearse para sonar, y eso los ayuda con la psicomotricidad», añade.

Además de sus orígenes bélicos, la historia del tambor tiene notas religiosas y artísticas en la tradición china, es por ello que hoy el país asiático lo utiliza en sus danzas y espectáculos. «El colegio también vio la oportunidad de utilizar el tambor como instrumento cultural y aprendizaje, no bélico. Como una forma de ampliar los horizontes», agrega nuestro docente Andrés Santillana.

Impacto motriz y psicoemocional 

Según el profesor Alex, aunque a algunos alumnos se les dificulta coordinar sus movimientos al inicio, poco a poco, y gracias a los ejercicios y secuencias que van aprendiendo de menor a mayor dificultad, mejoran su psicomotricidad.

«Otro de los beneficios es que también aprenden a controlar las emociones. Pasa mucho que en la clase les daba la indicación de tocar más fuerte y, en lugar de hacerlo más fuerte, tocaban más rápido. Es comprensible porque la emoción les gana, pero también aprenden a controlar eso: las emociones y el ritmo», apunta Nole.

Por otro lado, el taller de tambores chinos también impacta en la formación social de los estudiantes, ya que estos aprenden a trabajar en equipo, a mirar a su compañero y trabajar por un proyecto común. «Cuando tocas con varios instrumentistas al costado, tienes que tocar y escuchar lo que toca el resto para coordinar y no hacerlo distinto», detalla el profesor. Los tambores chinos del colegio Juan XXIII son originarios del país asiático, elaborados con pino y piel de buey. Los participantes del taller conocen de cerca los tipos de tambores chinos existentes: los pequeños, de sonido agudo; los medianos, de sonido intermedio, y los grandes, de sonido más grave. «Los tres los tenemos y utilizamos los tres», finaliza el profesor Alex.