¡El momento que esperábamos llegó! Después de dos años de distanciamiento por la propagación del coronavirus, el 1ero de marzo se reencontraron con mucha alegría alumnos y profesores en nuestro colegio. Este retorno a clases presencial se da bajo medidas que priorizan la seguridad de todos los miembros de nuestra comunidad y que buscan minimizar los riesgos de contagio.
Hace algún tiempo, Miss Milagritos había escuchado en una conferencia «ese lunes llegará». Aunque en nuestro caso fue un martes, para ella, este retorno a clases ha sido exactamente todo lo que esperaba. «Fue reencontrarme con esta vocación de ser maestra, reencontrarme con mis estudiantes después de dos años, entendiendo que la educación es intercambio, y es reconocer que uno aprende del otro», asegura la subdirectora de Primaria.
Fue así que el 1ero de marzo, en un ambiente de alegría, los alumnos llegaban a Juan XXIII ansiosos por regresar a sus salones de clases. Carlos Alvarez de 5° “A” de Secundaria fue uno de ellos, ya que asegura que se sintió muy emocionado de poder ver nuevamente a sus compañeros. «Fue también una sorpresa ver cuánto habíamos cambiado en estos años, pero que la amistad seguía ahí», cuenta.
Un retorno seguro
El año pasado el colegio creó el Comité del Buen Retorno, el cual se encargó de velar por el regreso a clases en condiciones físicas y pedagógicas. Además, todos los planes se alinearon a las normas nacionales y consideraron las recomendaciones comunicadas por el Ministerio de Salud.
Este comité está conformado por personal administrativo, docentes representados por los jefes de área, coordinadores, directivos y representantes de la parte administrativa. «Elaboramos planes de acción para que los alumnos y las familias sepan que están protegidos. Por ejemplo, pusimos los dispensadores de gel en cada salón, fijamos los turnos para ingresar a las aulas, así como la instalación de toda la señalética», explica Miss Maribel, subdirectora de Secundaria.
De esa manera, cumplimos con el aforo máximo permitido por aula y con el metro de distancia. También velamos por el uso correcto de la mascarilla KN95 dentro y fuera de clases, y los maestros establecen tiempos para que los alumnos puedan desinfectarse periódicamente las manos.
Además, si hay algo que caracteriza al colegio es la comunicación que tiene con los padres de familia. Actualmente hay representantes de padres en todos los grados, para que transmitan cualquier sugerencia o recomendación al comité. «La comunicación y el contacto con ellos no se ha perdido, al contrario, se está fortaleciendo», asegura Miss Maribel.
Adaptándose a los cambios
Dos años de educación a distancia han sido exitosos en Juan XXIII, sin embargo, para estudiantes y profesores faltaba el complemento del contacto directo. Claudia Cornejo, de 4° “B” de Secundaria, expresa que para ella era muy importante retomar las clases de forma presencial porque el colegio no es solo estudiar, sino también compartir con los compañeros y aprender a trabajar con ellos. «Lamentablemente, eso es algo un poco limitado en la educación virtual», agrega.
Miss Maribel afirma que los docentes están comprometidos con el bienestar de sus estudiantes y que los han recibido con mucha apertura para escucharlos y apoyarlos si tienen temores.
Asimismo, ambas subdirectoras coinciden en que los alumnos se están dejando acompañar en esta nueva etapa, y que los padres de familia están haciendo un muy buen trabajo al enviar a sus hijos con las normas de seguridad claras.
Una educación de calidad
Las clases de este primer mes han sido exitosas y les ha permitido a los profesores ver qué cosas deben ir mejorando, sobre todo teniendo en cuenta que desde el 18 de abril, 4to y 5to de Secundaria estudian con el horario completo.
«Ha sido un constante aprendizaje; ningún día se parece a otro en ningún sentido, pero la educación es emoción y si no hay emoción, no hay aprendizaje«, asegura Miss Milagritos.
Por su parte, Miss Maribel espera que se termine el año escolar con progresos de aprendizaje satisfactorios para los alumnos, pero lo más importante es que ellos se sientan consolidados emocionalmente. «Hasta ahora es un reto, pero lo asumimos con la seguridad de que queremos lo mejor para ellos», finaliza.