¿Cómo es que nuestra exalumna de la promoción 45 se convirtió a los 23 años en subdirectora general de Tharsis, un equipo de 30 estudiantes de la UNI que compitió en el Human Exploration Rover Challenge de la NASA?
Cuando Cinthia León estaba a punto de ser operada, quedó impresionada con las pantallas y la tecnología de la sala de operaciones. Aunque era muy pequeña, nuestra exalumna supo que su carrera debía estar ligada a las ciencias. Creció con esa idea y, años más tarde, en un circuito vocacional organizado por el colegio, se terminó de convencer de que debía estudiar Ingeniería Mecatrónica.
«El Ingeniero José Oliden nos estaba mostrando un robot y hablaba de cómo era la carrera. Ya cuando ingresé a la Universidad Nacional de Ingeniería, también llevé algunas clases», recuerda. Curiosamente, hoy en día el Ing. Oliden está a cargo de toda la estrategia STEAM en nuestro colegio.
El año pasado, Cinthia vio una convocatoria en su casa de estudios en la que buscaban a una alumna de Ingeniería Mecatrónica que sepa de proyectos y que tenga inglés avanzado. Ella postuló sin pensar que inmediatamente obtendría el puesto de subdirectora general de Tharsis, un equipo de 30 estudiantes de la UNI que se preparaban para la competencia Human Exploration Rover Challenge de la NASA.
¿La misión? Construir un vehículo que pueda ser usado por los astronautas en misiones de exploración espacial. «La construcción del rover era todo un reto porque dos personas iban a estar conduciéndolo. Se tenía que cuidar detalles como ergonomía y garantizar la seguridad de los pilotos», destaca Cinthia.
A la par, los alumnos iban avanzando con la documentación necesaria para el viaje, ya que el evento era en Huntsville, Alabama —y nadie del grupo había ido antes a Estados Unidos—. Ya con las visas aprobadas y los pasajes comprados, volaron hasta Miami y, desde ahí, manejaron una van por veinte horas hasta Alabama.
Llegó el primer día de competencia y sentían que el vehículo no resistiría el peso de los pilotos, pues algunas piezas hechas en aluminio debían ser de acero. Entonces, Cinthia y otro miembro del equipo tuvieron que reemplazarlos por ser de menor peso. La prueba del desplegado salió bien, pero cuando empezaron a mover el rover, el eje del pedal se rompió.
Al día siguiente, la NASA los apoyó con las piezas a la medida de acero que necesitaban en
el Marshall Space Flight Center. Ahora sí, con los pilotos oficiales, se logró hacer el recorrido sin contratiempos, quedando en sexto puesto a nivel global. «Todos estábamos felices. Más allá de la posición, el equipo lo dio todo y resolvió los problemas», expresa.
La competencia de la NASA también implicaba otras tareas, como hacer difusión de temas relacionados a la tecnología, ciencia e ingeniería. Ante ello, antes de viajar a Estados Unidos, Tharsis realizó workshops con niños y jóvenes, mostrándoles la física de un rover. También dieron clases de programación en bloques e hicieron actividades en colaboración con el Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (INABIF), algunos albergues, la Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial (Conida) y la Municipalidad de Lima.
Las acciones fueron detalladas en un extenso reporte en el que concluyeron que llegaron a capacitar a más de catorce mil personas. Así, obtuvieron el primer puesto del premio STEAM Engagement Award.
MERECIDO RECONOCIMIENTO
Tras esta experiencia y el reconocimiento de la NASA, Cinthia también ha recibido la Medalla de la Glorieta de la Media Luna por el alcalde de San Miguel, Eduardo Bless. Este reconocimiento se otorga a vecinos sanmiguelinos destacados que contribuyen al desarrollo de la comunidad.
Cinthia relata que después de recibir su distinción y dar sus palabras de agradecimiento, un doctor le dijo: «mira cuántos años tengo y tú, con 23, ya eres Ingeniera Mecatrónica de la UNI y tienes un premio de la NASA». Emocionada, pensó que había cumplido sus metas. Sin embargo, sabemos que este es solo el inicio.