En 1986 el colegio firmó un convenio para recibir a los primeros alumnos con habilidades diferentes. Este fue el punto de partida de un camino que año tras año se ha potenciado y hoy, con un equipo docente exclusivo en la tarea de inclusión, ofrece nuevos recursos y posibilidades para todos.
La inclusión no es un concepto nuevo en Juan XXIII. Desde los inicios, nuestra institución se ha caracterizado por ser un colegio que ha recibido a todos en sus aulas, aun cuando esto significaba un reto, sin embargo, nunca fue un inconveniente.
En ese sentido, en 1986, tras un convenio con el centro Ann Sullivan del Perú, se empezó a trabajar en la inclusión de alumnos con habilidades diferentes, recibiéndolos por horas, para luego empezar un proyecto más grande y recibirlos de manera regular.
Pero tal y como relata miss María Teresa Gamarra, coordinadora del área de Inclusión, desde su ingreso, hace 40 años, mucho antes del convenio, ya sabía de la existencia de alumnos con discapacidad. «En las aulas iniciales donde yo empezaba, ya había una alumna que tenía una condición genética y hereditaria, por la que iba perdiendo facultades físicas. A ella se le daba más tiempo, se le ayudaba más, nos acercábamos más a la niña», cuenta la maestra.

Un proyecto educativo pensado para todos
Cuando empezaron a trabajar en horario completo con algunos alumnos con discapacidad, al principio eran acompañados por maestras de apoyo, pero con el tiempo, el colegio empezó a ofrecer soporte total para ellos y sus familias, algo que se mantiene y se repotencia cada vez más.
«Se trata de brindar ese apoyo que las familias necesitan y que nosotros seamos flexibles, además nos importa que nuestros estudiantes también entiendan que hay que convivir con la diversidad, porque eso los va formando para dar respuestas más pertinentes como sociedad», asegura miss María Teresa.
Precisamente, el área de Inclusión nace en 1986 de la mano de miss Ana Matzumura, la primera coordinadora, y no fue hasta el año 2000 que convocan a miss María Teresa, quien continuó con el trabajo y aportó desde las necesidades que fueron surgiendo, como lo es el Diseño Universal de Aprendizaje, una respuesta para toda el aula. «La idea con este diseño es que el maestro responda a toda el aula, por ejemplo, cuando motiva; que piense en los diferentes grupos de estudiantes y les de diferentes tipos de motivación para poder abordar a todos», comenta.









Las historias de nuestros alumnos
Por las aulas del colegio han pasado muchos alumnos con discapacidad que hoy ya tienen su propio camino trazado, ese es el caso de Rodrigo Fernández Merino (Promoción 2008), al terminar el colegio estudió un diplomado en Gastronomía en ISIL, para luego trabajar en el hotel Marriott.
Otro caso es el de Misaki Nishimura (Promoción 2024), quien ingresó a Toulouse Lautrec y a la UPC, pero por decisión propia ha empezado su carrera de Fotografía en Toulouse. Maria Gracia Serpa Morales (Promoción 2023) también está estudiando Gastronomía.
Así como estos tres ejemplos, existen muchos otros que se sumaron —y se sumarán— en el camino, llenándonos de orgullo.