Nuestros brigadieres de la escolta, Salvador García Chávez y Arantza Gómez Villegas, nos cuentan sobre la importancia del rol que desempeñan y sus sensaciones al llevar el estandarte del colegio y del Perú.
Salvador García Chávez siente que llegar a la escolta fue parte del destino. Luego de ser un miembro de la mini escolta en el nivel Inicial, ya cursando el 4°de Secundaria, muchos años después, hizo méritos para ser seleccionado en la convocatoria del año pasado. «Estoy muy feliz de llevar el estandarte del país, que es muy importante para nuestra cultura como peruanos y como institución», señala.
Por su parte, cargar el símbolo del colegio es algo que Arantza Gómez Villegas soñaba desde
los tres años, cuando ingresó al colegio. «Me siento orgullosa de este logro que representa no solo a los estudiantes, sino a toda la comunidad», indica.
Ambos saben que sus respectivos cargos representan una gran responsabilidad, pero se sienten apoyados por el grupo que se ha conformado. «Hay dos escoltas, una de damas y otra de varones, sin embargo, ninguna es más importante que la otra; los dos representamos a la institución con igual valor», comenta Salvador. «Somos una familia», añade Arantza.
Desde el inicio del año escolar, las dos escoltas marchan cada lunes en la formación y han mejorado mucho su coordinación y destreza. Ambos brigadieres aseguran que esta es la mejor manera de cerrar su último año y es una contribución a la tradición de Juan XXIII.
No cabe duda que la escolta brilla a través de nuestros alumnos. ¡Gracias por su dedicación!
Esta y otras historias en la edición 32 de la Revista J23.
